sábado, septiembre 02, 2006

Terribilita


María Magdalena y María la de José
miraban donde se le ponía.
San marcos (15-47)


El cuerpo yerto en los brazos de la madre
Despojado de sus vestiduras, de su fama, de su vida
En su rostro la mas bella calma después de la perfidia
Después de la agonía su largo cabello dócil, pétreo quedó, inerte.

Los brazos frágiles de una madre longeva
Cansados de la carga eterna que les fue encomendada
Puros como ningunos, en su gracia
Ya su mirada se dirige al cielo, ya a la tierra

De la pregunta ahora formulada no hay respuesta
Ya lo besa, lo acaricia, lo mima como en su infancia
Lo recuerda mientras hablaba a sus hermanos, o con un martillo y madera
Lo recuerda, su tristeza es de madre, una gota resbala en su mejilla

Sus rudas mejillas no sonreirán más a esos niños
Sus sabios consejos fueron acallados sin piedad
Que triste fue esa historia, ¡qué importa un cielo de mentira o de verdad!
Qué harán ahora sin la guía sus hermanos

Después de tantos años de cargar con su destino
Ese pesado destino que acepto por amor
El lo cargo durante un día
Ella toda la vida

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