jueves, septiembre 28, 2006

Carta a Revista Número 50

Creo definitivamente en el arte como medio de escape, el problema es que en ultimas nada mejor hacemos que escapar, pero a estas alturas del partido no he podido definir si es o no oportuno.

Soy estudiante de ciencias políticas de la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá, además colaborado como reseñista en algunas revistas y codirigo un programa de literatura en la UN Radio, soy por principio dialéctico, adoro esas extensas discusiones en las que podemos enfrascarnos alrededor de la perspectiva de lo ético y estético, de las tendencias socio-políticas que señalan los gobernantes, de la existencia de la divinidad entendida como Dios o como energía, y un sin fin de naderías que fortalecen el espíritu, construyen pensamiento colectivo o al menos ayudan a pasar la tarde. Muchos de nosotros (estudiantes) nos enzarzamos, como nos corresponde, en divergencias y posturas diversas, ese es el alma de la academia; frente a la resolución de conflictos, desde el imperioso amor por el/la chiquilla, hasta la política económica utilitarista del gobierno nacional.

Y hasta allí todo va bien, pero el ánimo con que los medios masivos de comunicación y los actores armados se han ensañado contra los estudiantes de las universidades públicas, teniendo como cabeza visible a la UN es espeluznante.

Se hacen señalamientos continuos desde la policía, de infiltraciones de los actores armados, y amenazas recientes, por parte de los paramilitares, a los estudiantes que participen en los movimientos estudiantiles o protestas públicas.

Entendamos la gravedad del asunto: en primera instancia las declaraciones de la policía; frente a la explosión del artefacto en el barrio Santa fe, responsabilizan a estudiantes de la UN, además de recibir instrucción militar por parte de las FARC-EP… es decir que la UN es un nicho de guerrilleros, que somos maleantes, que pretendemos, según se entiende desde los medios, aterrorizar a la sociedad civil y que somos objeto de odio, demonios con cachos cola y todo; cuando es desde aquí, en las universidades publicas especialmente, desde donde queremos cambiar los imaginarios, desde nosotr@s para tod@s, cómo puede este país de realitys y espectáculos oropélicos esperar algo distinto de una universidad tan desprestigiada y maltrecha, dejando de nosotros una imagen de bandoleros revoltosos, ¿cómo o qué esperar?

La Universidad Nacional es además de un centro de investigación en todos los ámbitos, continuamente laureada, tanto por su alto nivel en los ECAES, como por los procesos de convivencia que en su interior se desarrollan, sin contar con la aplicación de modelos sociológicos, científicos y humanistas que irradia hacia la sociedad en general. La constante satanización hacia los estudiantes, resta importancia al verdadero trabajo, que desborda a las manifestaciones públicas, y reconfigura la forma de entender la academia.

En segunda instancia, las amenazas continuas de los grupos armados, desanima a los investigadores, somos estudiantes, no tenemos preparación psicológica (ni la pretendemos) para estos avatares, trabajamos continuamente por el desarrollo de un país en guerra, pero eso no nos convierte en soldados, sino en estudiantes en un país en guerra.

Esto para exigir respeto por el trabajo académico de las universidades de nuestro país, exigir que nos dejen fuera del conflicto, que no pretendan que seamos gobiernistas cuando el gobierno tiene políticas contrarias a la academia, pero tampoco subversivos pues van contra los principios humanistas que habitan en nosotros. Exigimos pues mayor inversión en las universidades, mayor apoyo a sus estudiantes y docentes, mayor presteza para sus resultados, y no caer en la trampa de un sistema que enfrenta a hermanos entre si.


José Luis Palacios López
Universidad Nacional de Colombia
Bogotá

Carta II

Entre tanto las mañanas se ponían grises como las tardes, una lluvia sincera y discreta lavaba las calles, arrastraba consigo la hojarasca que vientos mañaneros plantaba como alfombra sobre los carros y el asfalto. A lo lejos un perro ladra, nada particularmente literario, solo ladrar de perro mientras pasa el día, luego viene el silencio, que tendríamos que encomillar porque la ciudad nunca se calla. El recuerdo alegre de tus ojos me atraviesa de rodilla a cinturón y por fin comprendo que es una vigilia fresca, un duerme vela amable y generoso. Ese recorrido por las vísceras que en momentos de ridícula dulzoneria llamamos felicidad, pero que cuando le permitimos a la pelvis un descanso y agenciamos al corazón a que trabaje, nominamos, por la pobreza de la lengua no del sentimiento, amor.

Carta

Nada más bello que la simple oscuridad de los cuartos donde los cuerpos se reinventan, se pierden por sendas antiguas y salobres, por senderos tersos, con una hierba suave y promisoria. Eres como esos pájaros extraños y distantes, llenos de una gracia conferida a los salvajes, puros como la selva desconocida del país de oz. Eres limpida y clara como los jaguares, que a sabiendas que te devorarán no puedes evitar su influjo pendenciero, desbarrancadero seguro pero hermoso. Eres por supuesto como esos viejos gallos que de mirar el vuelo afortunado de otras aves un día sin mas alzan el vuelo y se van nadie sabe a donde, y se llevan su cantar melancólico de amores.

sábado, septiembre 02, 2006

Auschwitz





Los sueños y las ilusiones
del pasado y del presente
se van mezclando en mi mente
de manera irremediable

hasta formar un amasijo
indeleble, que precipita
en mis oídos unas notas
de arcángeles o de diablos.

Hoy sueño o divago con un
dragón de ojos amarillos
que en su vientre trae santos
con heridas de memorandum,

pagando errores de hace
tiempo, mucho tiempo para ser
excusables, los roedores
de la conciencia, su pagaré

hacen efectivo con sangre,
llanto, carne, grasa, vísceras.
En edificaciones blancas
el dragón deja su transporte

desfilan en grupos de triste
sobria soledad, con sus penas,
sin rabino, su Torá y las
nauseas guardadas en el traje.

Es tan corto el recuerdo de
las noches bellas, de los días...
el alba pregunta, ¿dónde vas
si tu cuerpo tiene grilletes?

En coro de silencio dicen:
Detrás de las montañas grises,
más allá de las tristes nubes,
está la gloria del poniente,

no es un rico feudo, no es
un castillo con bellas galas,
no veras volando las hadas,
y la miel no está a tus pies.

Ahora el silencio reina
y los yunques son tan pesados
que los sueños se van volando
donde los recuerdos son vida.

La avaricia es muy costosa
y las cicatrices no se van
lavando las manchas que quedan,
todo concluye en la nada.

Esta historia no tiene final,
creo que tampoco principio,
las flores se visten de luto...
Baudelaire y sus flores del mal.

Nocturno



A sophia

Esta noche estás tan lejos,
tengo tanto frío que no sé
si tu ausencia me mantiene
danzando sobre la triste hoz

o me da fuerza para seguir
triturando la cicuta que
estoy sentenciado a beber,
eres sophia a intuir

y a la vez el arrullo de
las cigarras que cantan
desbocadas hacia el final
de este juego de azares

que es mi vida junto a ti.
Canta toda la noche para
que mis sueños vuelvan a gritar.
Eclíptica luciérnaga, di

mi nombre en el silencio de
tus labios y no perezca yo
en el cruel viento efímero
que a la eternidad teme.

Tu cuerpo, aunque fugaz, es el
secreto que quiero descifrar,
tu olor en mi piel impregnar,
aunque sea pasajero del

unicornio alado que tan
intensamente buscas en mi.
Sólo sueños, ilusiones sin
esperanza, sólo tu sabrás

hacer renacer al dios en el
que las brujas abandonaron
sus terribles falacias. Tu don
es bello, mi cuerpo inerte.

Veo en el bosque el árbol
donde tu figura tallé,
aun siendo el bosque la calle
y esta tinta un arrebol

de una tarde que pasaré
soñando tu regreso a la
ciudad donde la poesía
está en manos del tunante.

Tengo frío y ya es tarde,
está helando y tus ojos
se cierran de cansado llanto,
me desvanezco en tu mente.

Centinela


¿Qué sabes de la
Noche, centinela?
Djuna Barnes



Tu que te paseas por la noche,
tu que miras las estrellas de mí
cielo, how is the night in the sky?
¿cómo ve mis ojos esta muerte?

Guardián de los espejos,
dame la señal de la
partida, si ya está
mi ser en su listado

Cuando la parca avance
en busca de este cuerpo,
veré, oh guardián, tu rostro
¿serás demonio o ángel?

Los reflejos son el grito
de tu capricho y ego,
mis sueños los limitas o
determinas los actores.

Mefisto o querube,
la danza negra ya no
será el rito de lo
que a mi vida rige.

La muerte me atrapó,
oh guardián de los
espejismos, ¡ya no soy!

Terribilita


María Magdalena y María la de José
miraban donde se le ponía.
San marcos (15-47)


El cuerpo yerto en los brazos de la madre
Despojado de sus vestiduras, de su fama, de su vida
En su rostro la mas bella calma después de la perfidia
Después de la agonía su largo cabello dócil, pétreo quedó, inerte.

Los brazos frágiles de una madre longeva
Cansados de la carga eterna que les fue encomendada
Puros como ningunos, en su gracia
Ya su mirada se dirige al cielo, ya a la tierra

De la pregunta ahora formulada no hay respuesta
Ya lo besa, lo acaricia, lo mima como en su infancia
Lo recuerda mientras hablaba a sus hermanos, o con un martillo y madera
Lo recuerda, su tristeza es de madre, una gota resbala en su mejilla

Sus rudas mejillas no sonreirán más a esos niños
Sus sabios consejos fueron acallados sin piedad
Que triste fue esa historia, ¡qué importa un cielo de mentira o de verdad!
Qué harán ahora sin la guía sus hermanos

Después de tantos años de cargar con su destino
Ese pesado destino que acepto por amor
El lo cargo durante un día
Ella toda la vida