miércoles, enero 17, 2007

Sophia, La Reina De Las Hadas


Silencio, podrían espantar a las hadas, detrás de los arbustos, si ustedes aguzan el oído, pueden escuchar una bella historia en voz de Sophia.
Cuando la luna mengua y las estrellas rielan en los ojos de los ríos, las hadas y los elfos se reúnen a escuchar los cuentos de la brisa. Los grillos acompañan el crepitar de la fogata y las luciérnagas se alternan el espectáculo luminoso, Xaphania pase tranquilamente entre los arbustos de fresas y de vez en cuando torna al galope tras alguna mariposa.
Las palabras se deslizan desde sus labios a través de las hojas, lamen el rocío y se vuelven espiral en las orejas, los sonidos van cargados de una luz amarilla que vuelve calida la noche y el auditorio presta solemne atención.
“Orión, hijo de Poseidón y Euríale, la gorgona, cazador magnifico, hermoso a pesar de su mortalidad ha posado sus ojos en Mérope, princesa fabulosa en su belleza y su sabiduría, su padre el rey Enopión, soberano de Quion no ve con buenos ojos este asunto, y cuando el hermoso cazador la pide en matrimonio, el rey le asigna un trabajo, que el pensó, imposible de realizar, debía matar al gran dragón que merodeaba a su país, arrancarle los dientes, arar el desierto de sus predios y sembrar los dientes del dragón.
Orión, el gallardo cazador, inmediatamente se puso en la tarea, lanzó su jabalina contra el monstruo asestándola en uno de los ojos, el dragón choco contra el palacio y callo, inmediatamente Orión lanzó una de sus flechas a la boca flameante del dragón y le atravesó la garganta, luego una al corazón y así murió el animal fabuloso.
Orión se aprestó a arrancar los dientes del dragón, hecho esto aró los campos y sembró los dientes, clamó a su padre ayuda y este ordenó a los ríos que regaran suavemente los campos infértiles, de esas semillas salieron ocho hombres armados a los que Orión mató con su glorioso arco.
El rey Enopión se sabe perdido y le dice al noble cazador que ha fallado, pues a pedido ayuda a su padre Poseidón, Orión encoleriza, se retira del campo, y empieza a fraguar su venganza. En la noche irrumpe en la habitación de la princesa, de un grito la despierta, le ordena que se levante, le dice que deben casarse, Mérope clama ayuda a su padre, que a su vez acude a Dionisos, el dios del vino quien lo llama a la cordura, se embriagan, tanto el cazador como el dios y esto lo aprovecha el rey para cegar a Orión, al despertar y saberse ciego Orión demanda la ayuda de Dionisos quien acude a Apolo, dios de la profecía, este le dice que debe dirigirse al este, a recibir los primeros rayos de Helios, Dionisos se siente culpable y le sirve de guía. Una vez recuperada la visión, Orión se dirige a vengarse del cruel rey, pero al pasar por los campos de Artemis se enamoran el uno del otro, Apolo se enfurece pues Orión no es digno de su hermana gemela e intriga contra él, le dice a su hermana que Orión esta enamorada de Eos, esta le cree y mata a Orión. Al saber que era una mentira la diosa lo convierte en una constelación como símbolo de su amor y de los enfermizos celos de su hermano Apolo. Es por eso que aun vemos el cinturón y el arco del gallardo cazador.”
Sophia cierra los ojos como saliendo de un trance, mira a su alrededor y su publico está perplejo, luego estalla desde el bosque hasta epidauros una ovación general, ya las hadas revolotean a su alrededor y los elfos aplauden y comentan entre si la magnífica historia, solo Xaphania se acerca a su amiga y se posa junto a ella. Sophia acaricia suavemente la crin del unicornio mientras esta hoya entre los tréboles.
Sophia pierde su mirada en la manta blanquinegra de la noche, sobre ella se ve el tríptico del cinturón de Orión, es el más cercano de los lazos con Dionisos, Xaphania como adivinando se pone en pie y la insta a remontar el vuelo hasta la constelación, Sophia la secunda.
Desde la estrella central el mutismo es total, ambas observan la tierra en silencio nostálgico.
¿Piensas en Dionisos?- pregunta la unicornio.
Si- responde Sophia- me pregunto en cual de los cuerpos mortales estará preso, en si algún día nos volveremos a encontrar… lo extraño.
Sophia pasaba los días en los bosques floridos, recolectaba frutos y ordenaba a sus hadas fecundar las flores, también le gustaba pasear con Xaphania, que apropósito hacia tiempo no veía.Una tarde de noviembre Xaphania venia acompañada de un mendigo, la ropa andrajosa y la mirada triste era lo más llamaba la atención, se decía protegido por Calíope, aunque por su apariencia, la musa no había hecho muy bien su trabajo. Los mágicos seres corrieron a esconderse, pero Sophia lo enfrentó, se cruzaron sus miradas, Xaphania se acercó y la tranquilizó.Entre tanto en el Olimpo, el trono que tenía uvas labradas estaba vacío.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Sophia, la mujer para amar eternamente...debes tener muy claro que eres la primera y la última...te doy gracias por extender tus alas sobre mi lecho,por enviar a tus hadas para protegerme, reina de las hadas" (Dionisio tiempo atrás)

Puede ser que Sophia ame de nuevo a un ser terrenal, pero Sophia es sólo una, no cualquiera, sólo ella, tu la conoces, tu la dejaste ir, Dionisio no encontrará ya a la reina de las hadas, se dejó tentar por los placeres terrenales, al fin de cuentas es sólo un dios que renunció a su felicidad, Sophia está triste pero Xaphania la acompaña, algún día volverá a volar y entonces Dionisio sabrá que la perdió...