Como si fuéramos inmortales,
o como si la muerte estuviese a la vuelta de la esquina
con el frenético sudor de los caballos
con la tersura de un venado en fuga
que nuestra piel roce
que nuestra piel choque
que se estrellen nuestros labios.
Como si fuéramos inmortales
o como si la daga se deslizara
ya
por nuestros pescuezos
corramos al encuentro de los sabores salobres
de los olores salvajes
de los gritos y aullidos.
Como si fuéramos inmortales,
pero no lo somos/
o como si la muerte..
pero no se asoma.